El 25 de junio de 1991 se disolvió Yugoslavia, y ese día Croacia y Eslovenia se declararon como países independientes. El 14 de junio de 1998, es decir menos de siete años después, la Selección de Croacia debutó en la Copa del Mundo.
Aquel equipo conducido por Znonimir Boban, Robert Prosinecki y Davor Suker bajo esa mítica camiseta a cuadros rojos y blancos llegó con pocas luces a Francia y se retiró en el centro de la escena mundial.
Las ambiciones del seleccionado, y del país en general, quedaron demostradas al pisar fuerte en el grupo compartido con Jamaica, Japón y Argentina. Como si esto fuera poco, en Octavos de Final dejó afuera a la dura Rumania encabezada por Gheorghe Hagi.
Así fue como el 4 de julio llegó a la ciudad de Lyon a una gran cita con la historia. Es que allí la esperaba la siempre difícil Alemania. Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños, el elenco balcánico le mostró al mundo de lo que era capaz.
Esa tarde Croacia le propinó a los germanos una de las peores derrotas en su historia mundialista. Es que con un contundente 3 a 0 dejó sin chances a una Alemania que llegaba con grandes ilusiones a la cita mundialista.
En las semifinales, Croacia se vio superada por Francia, que la eliminó con un insólito doblete de Lilian Thuram, no obstante, acabó ganando el bronce al vencer a una selección holandesa repleta de estrellas en la eliminatoria por el tercer puesto.
"Hemos hecho historia", dijo Suker, que regresó a casa con la Bota de Oro adidas tras una campaña de seis goles. "Quedar tercero fue increíble para un país con cuatro millones de habitantes que sufrió tanto en la guerra".
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