Era el 23 de julio de 1966. Argentina e Inglaterra se enfrentaban en el mítico estadio de Wembley, por los cuartos de final del campeonato Mundial de Fútbol, uno de las Copas de la FIFA más bochornosas de las que se tenga memoria. Hasta ese día no existían las tarjetas en el fútbol. El protagonista de cambiar la historia fue Antonio Rattín, allí mismo.
En realidad el partido no fue más que la crónica de un final anunciado. La Selección Argentina solo fue una víctima más en medio de la corrupción inglesa del Mundial 1966. Arreglos con árbitros, designaciones a dedo y una orden directa para todo el entorno que rodeó aquel prestigioso evento: darle la Copa del Mundo a la Reina Isabel II.
Hubo muchas situaciones que sembraron las dudas sobre la honestidad de los organizadores. Por ejemplo, mientras algunos candidatos como Brasil, Uruguay, Argentina, Portugal o Italia disputaban sus partidos con alta frecuencia, la Inglaterra de Bobby Charlton (delantero estrella) lo hacía cada cinco o seis días, tiempo suficiente para descansar.
La federación inglesa, previo a los encuentros de los ocho mejores del certamen, había convocado a los delegados de cada selección para participar del sorteo de los árbitros para esa etapa, pero dio la casualidad que a pesar de llegar puntuales al horario del evento, el mismo ya había sido realizado.
Argentina vs Inglaterra Mundial 66: el partido
La previa había sido intensa. Ambas selecciones llegaron invictas y, aunque los locales eran favoritos, la Albiceleste había formado el mejor plantel mundialista desde la primera Copa. El partido transcurrió con normalidad hasta los 35 minutos de juego, cuando el árbitro alemán Rudolf Kreitlein expulsó al capitán argentino.
Si bien la intención del argentino era dialogar con el árbitro para enfriar el juego, no tenía conocimientos de inglés ni alemán, mientras que la autoridad no entendía nada de español. La comunicación era imposible y hasta se “malinterpretó” a tal punto de determinar su expulsión. “Me miró con mala intención, por eso me di cuenta que me había insultado” justificó Kreitlein.
"Inglaterra nos tenía mal, apretados contra el arco de Roma. Había que enfriarlos. Me acerqué al árbitro y le pedí un intérprete, pero no quería saber nada con la demora. Tanto insistí que terminé por echarme. Después, perdimos 1-0. Si no me agarran, al final del partido lo mato. Menos mal, porque no iba a jugar más al fúbol", explicó el futbolista.
"Después de que me expulsaron, me senté en la alfombra roja que le pusieron a la Reina. Iba a los vestuarios y me empezaron a tirar chocolatines. Cuando estaba por llegar al banderín del córner agarré una bandera inglesa que flameaba en el palito. La retorcí toda y la mostré. Entonces, en vez de chocolatines me tiraron latas de cerveza". Antonio Rattín cuenta en primera persona el hecho que significó el escándalo más grande de la Copa del Mundo 1966.
Los hinchas ingleses repudiaron la actitud de los jugadores argentinos al grito de "Animals, animals, animals" y el entrenador local Alf Ramsey también se manifestó en ese tono: "No intercambiamos nuestras camisetas con animales", dijo después de la victoria de su Selección. Estas declaraciones no pasaron desapercibidas y provocaron la reacción de los dirigentes sudamericanos.
Los hechos después del partido
Horas después del accidentado partido, se llevó adelante en el Hotel Royal Garden una reunión entre los miembros del Comité Ejecutivo de la Confederación Sudamericana de Fútbol, presentes en Londres, y varios miembros del Comité Directivo de la FIFA, presididos por Sir Stanley Rous, líder del máximo organismo futbolístico mundial.
Dicha reunión fue organizada porque el Comité Disciplinario de la FIFA había deslizado que la selección argentina no debería participar del Mundial siguiente que iba a jugarse en México. También se iba a tratar el malestar existente por las declaraciones de Alf Ramsey, entrenador de Inglaterra contra los futbolistas argentinos.
Dos horas después de iniciada la conferencia entre los dirigentes, el secretario de la confederación, don Augusto Salinas, informó de los términos en que se había desarrollado la reunión: "La confederación está muy satisfecha del resultado de esta reunión,que ha discurrido en términos de cordialidad. Una reunión constructiva", afirmó.
Además, agregó: "El Comité Ejecutivo de la confederación ha planteado al señor Rous y sus acompañantes el disgusto causado por el acuerdo número cinco del Comité Disciplinario de la FIFA, en el que se exigía a Argentina garantías de buen comportamiento de sus jugadores y directivos, para que puedan participar en el mundial de México".
También confirmó que la FIFA le pedirá una rectificación al entrenador inglés Alf Ramsey por sus palabras en las que calificaba de "Animales" a los jugadores argentinos.