Es difícil encontrar una actuación más maravillosa en las Copas Mundiales de la FIFA que la protagonizada por Diego Maradona ante Inglaterra, el 22 de junio de 1986, en Ciudad de México.
El Estadio Azteca ardía. Los cuartos de final entre Argentina e Inglaterra eran más que un simple choque: era un clásico, el encuentro que paralizaba al mundo.
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En ese escenario donde muchos futbolistas suelen acobardarse, Diego brilló. Hizo dos goles únicos: una genialidad y una avivada que significaron la victoria por 2-1 y el acceso a las semifinales.
Maradona aquel 22 de junio de 1986
Pero su impacto el 22 de junio de 1986 no estuvo únicamente en la estela mágica de sus tantos. Los datos de Diego en ese partido marcan su brillantez.
Fue el futbolista que más intervino en el juego: tocó la pelota 78 veces, como haciéndose cargo del peso de liderar a su país ante el rival de siempre. No es habitual que un futbolista que juega en el tercio final del campo toque tanto la pelota: esas métricas altas se reservan para los defensores o para los volantes de marca.
Maradona se encontró con el balón un 30% más que José Luis Brown, el líbero del conjunto que dirigía Carlos Salvador Bilardo, y el segundo en este indicador.
Doce de esos toques los hizo en el segundo gol, mientras recorría 51 metros y hacía 44 pasos para dejar atrás a seis ingleses. Estaba encendido: esa tarde hizo 12 gambetas exitosas, su pico máximo en México 1986.
La influencia de Diego en el partido también estuvo en el ataque. Remató siete veces, más que cualquiera de sus compañeros: tres fueron al arco y dos terminaron adentro de la red.
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Tan imparable estaba que le hicieron siete faltas, siendo el líder de su equipo en esa materia y el responsable de la mitad de las infracciones inglesas, y tan elegante que no cometió ninguna.
Sin embargo, también aportó para que sus compañeros se ensamblaran en el juego. Intentó 32 pases y fue el tercero entre todos los argentinos. Héctor Enrique y Jorge Valdano fueron sus destinatarios favoritos, con cuatro entregas a cada uno. Y su mayor socio fue Sergio Batista, el volante central albiceleste, con siete.
Los pases de Diego fueron dagas: cinco de sus asistencias terminaron en remates de sus compañeros. De los 17 tiros que hizo Argentina esa tarde, Maradona estuvo involucrado en 12: en siete pateó él mismo, y en cinco soltó la pelota para que lo haga otro futbolista.
Hay muchas actuaciones increíbles en la historia de las Copas Mundiales de la FIFA. Pero ninguna como esta. Ninguna tan mágica, tan fresca como una brisa de viento en una tarde de verano. Ninguna tan inolvidable como la tarde en que Diego Maradona pudo contra Inglaterra.
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